miércoles, 3 de septiembre de 2008

Las 100 palabras que no alcancé a mandar



Cuando te perdí

No quería levantarme ese día, sabia que algo no haría mejor mi existencia, contra mi voluntad salí de la cama, caminé hasta la cocina pero no quería encontrarme con nadie en el trayecto, solo tenia en mi estomago esa mala sensación y un nudo en mi garganta que me impedía tragar mi propia saliva, me paré a un costado de la ventana y al ver la cara de mi madre supe que mis predicciones eran ciertas, sentí impotencia, solo quería llorar, sin decir ni media palabra volteó hacia mi y me dio la triste noticia, tu habías dejado de existir.




dedicado a Martín..

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Charl!! esta muy bueno...

me encanto..es exactamente como se siente..lograste transmitir todo eso--en un momento mientras lei esta ahi..en tu casa ...viendo la situacion..viendo todo...

un beso amiga
te recomiendo que tengas otro gatito..uno que sea tuyo..pero operalo es la mejor forma de mantenerlo sanito y seguro..asi..ademas nos aseguramos de que no van haber mas muertes de gatitos...bueno, tu ya sabes lo que pienso....

besooooo

Mengana Utópica dijo...

es q galla
primero, te agradezco no abandonarme como yo lo he hecho...

y es que en realidad recuerdo lo fuertte q fue para ti lo de martin.

esas palabras de enviarlas estraian en mi estacion de metro dia a dia


cariñoss

Martin Gallardo dijo...

Pucha ya somos dos los que no alcazamos a mandar los cuentos...

El titulo es potente, y da la pauta, y el contenido es angustiante pero super emotivo, genial.

Saludos montañista, y gracias por tus comentarios en mi humilde espacio...

Saludos

Esa Pitonisa dijo...

wuaaaa gaia esta lindo, pucha debiste mandarlo...
te habia prometido el mio. aki lo dejo:


Desayuné estrategia, es lo único que pude comer. Tomo el metro, hay muchos reflejos, me arreglo en todos. Las estaciones me sobresaltan, cada una me acerca. Ok, veinte minutos antes, me ubico frente al torniquete ahí será imposible perderlo de vista. De mis manos nerviosas se ocupa un libro, simulo que leo no me arriesgo, uso los ojos para buscar su rostro. Siete cincuenta y cinco, ahí viene, el bip me detonó el corazón. Lo amo. Qué haces aquí, pregunta, mis labios en su oído dicen, yo no tengo fuerza de voluntad, explícame tú qué es esta enfermedad de volver.

se llama "bip - bang"

besote
abrazo de esos ke se necesitan los domingos penosos.

n.